9- Milagro Eucarístico de “O Cebreiro”

Es habitual ver asociadas la alegoría del Santo Grial con el Milagro Eucarístico del cáliz de O Cebreiro. Aunque asociados por una concepción mística que reside en su elemento común, el Cáliz o Grial donde se realiza la transustanciación eucarística, hay sin embargo una diferencia sustancial que las hace realmente leyendas diferentes. El Santo Grial o, simplemente, Grial, es el vaso con pie o copa usada por Jesucristo en la Última Cena, la copa donde Cristo celebró la primera eucaristía como compromiso de permanencia entre los hombres. Se trataría, por tanto de un recipiente contemporáneo a Cristo. El relato procede de la obra de Robert de Boron “Joseph d’Arimathie”, publicada en el siglo XII, sobre la conocida leyenda medieval relacionada con las del Ciclo Artúrico, el Rey Artur y los Caballeros de la Tabla Redonda, que vagaban en busca del Santo Grial. Entre los antecedentes más importantes están los relatos medievales escritos por Cretién de Troyes, del que se dice que el primer novelista de Francia (s. XII) y considerado el padre de la novela occidental, y Wolfram de Eschenbach, el más grande de los poetas épicos alemán de la Edad Media (s. XII-XIII).

Aunque diversos autores mantienen una conexión entre ambos misterios, el del Santo Grial y el del milagro eucarístico de O Cebreiro, y por tanto conciben ambos misterios como referentes a un único y mismo cáliz, si analizamos con propiedad hay que concluir que se habla de cálices distintos. Los diferentes textos que relatan el Milagro de O Cebreiro hablan de un hecho acaecido hacia el 1300, y no se define expresamente como un cáliz de los tiempos de Cristo, sino un cáliz medieval en que se celebraba la eucaristía en la aldea gallega de O Cebreiro, en los montes de entrada a Galicia, a 1293 metros de altitud, primera población gallega a la entrada del Camino Francés en su territorio. Así cabe entenderse además por tratarse de un cáliz acompañado de una patena que revela su expresa función para la celebración de la Santa Misa, piezas catalogadas ambas como románicas del s. XII, por tanto contemporáneas al relato, con las inscripciones: Hoc sacratur quo cuntis vita parabatur; In nomine nostri christi et beate Marie Virgine. De la misma época es también la Virgen sedente con el Niño en las rodillas, restaurada en el s. XX, y de quien la tradición afirma inclinó su cabeza para poder observar el Santo Milagro.

La fecha de la creación de este santuario, antaño asociados a monasterio y hospedería, se remonta al año 836, en un modesto lugar que culminaba el ascenso montañoso y que antes de su fundación posiblemente era una aldea dedicada al pastoreo, y en el que aún se puede visitar alguna de sus pallozas, muestra de construcciones prerrománicas que usaron nuestros antepasados como vivienda y que ahora nos muestra un Museo Etnográfico.

El Rey Alfonso VI, simpatizante de la Orden Benedictina de Cluny, decide poner en manos de esta orden los principales lugares de la ruta jacobea. Así se fundó el santuario de Santa María a Real, situada en O Cebreiro, en pleno Camino Francés, en la entrada de Galicia. Se trata de una construcción prerrománica, del siglo IX, que a pesar de las diversas reformas, conserva su configuración prerrománica, con tres sencillas naves de ábsides rectangulares y una torre, presidida en su presbiterio por la imagen de un Cristo Gótico. El primer hospital se construyó en el 836 por los benedictinos de Cluny, pero será en 1072 cuando adquiere una mayor relevancia al pasar a las manos de los monjes franceses de Aurillac, y en el siglo XIV alcanzará fama mundial con el Milagro Eucarístico. El monasterio fue abandonado en 1858 por la desamortización de Mendizábal. La Iglesia fue restaurada en 1962.

El relato del milagro, del que se conservan distintas versiones, cuenta que en un día de invierno hacia el año 1300 en el que nevaba abundantemente, un vecino de Barxamaior, a varios kilómetros de O Cebreiro, el devoto labriego Juan Santín, que siempre asistía a misa en la iglesia que los monjes benedictinos tenían junto al hospital de peregrinos, se dirigió como era su costumbre al Monasterio de Cebreiro para oír misa, sin importarle el tiempo tan adverso que hacía y el difícil camino de subida. En tal día de gran temporal de frío y nieves, y después de no pocas fatigas por fin llegó al templo, cansado y empapado, sin apenas aliento. Un sacerdote benedictino que no esperaba que en un día tan desapacible fuera alguien a Misa, menosprecia el sacrificio del campesino y le dice que una Misa no merece tanto esfuerzo para ver un poco de pan y vino. Había llegado el labriego con la misa comenzada, y al llegar el momento de la Consagración, el sacerdote presencia cómo la Hostia consagrada se convierte de inmediato en verdadera carne sensible a la vista, y el cáliz con el vino en sangre que llega a teñir los corporales. El sacerdote, sorprendido, cae en la cuenta de su falta de fe y exclama al estilo de Santo Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Se conservan los mausoleos donde están enterrados los protagonistas del milagro, que encierra la doble moraleja de valorar el enorme esfuerzo del labriego para asistir al milagro de la misa, al mismo tiempo que alecciona y afianza en la fe al sacerdote y a de todos los hombres, pues la noticia del milagro se propagó por Europa.

Milagro O Cebreiro

Cuenta la tradición local que la imagen románica de la Virgen adelantó su cabeza para contemplar el portento. El milagro de O Cebreiro fue conocido también por los Reyes Católicos que peregrinaron a Santiago de Compostela en 1486 y donaron un fanal en campana cristal para proteger cáliz y patena, y unas redomas de plata como relicario para la conservación de las reliquias del milagro que, junto con el cáliz, se exponen en la propia iglesia. La tradición popular recoge que la reina Isabel quiso llevarse con ella las reliquias de O Cebreiro, y llegando al sitio de Pereje, a unos 20 km del Cebreiro, cuenta la historia que los caballos se detuvieron sin querer continuar. La comitiva que acompañaba a la reina decidió dejar libres a los caballos, que volvieron a las puertas de la iglesia de Santa María do Cebreiro, ante lo cual la reina Isabel desistió de llevarse las reliquias y que permanecieran en O Cebreiro. La implicación de los Reyes Católicos influyo en el desarrollo del lugar y el santuario recibió varios privilegios papales y reales, siendo restaurada la posada y el hospital, y pasando de  depender de una orden francesa a volverse dependiente de la orden de Valladolid.

Virgen y Cáliz del Milagro

Se dice que los peregrinos alemanes divulgaron el milagro de O Cebreiro, y Don Elías Valiña, quien fuera el párroco de O Cebreiro y estudioso del tema, señaló que “para muchos autores, el Cebrero con su milagro ha proporcionado el tema a Wagner para la composición del Parsifal, drama musical estrenado en 1882. Así, el famoso país de Parsifal es Galicia; el templo indestructible sito en la montaña es el santuario del Cebrero; y el Grial misterioso, el cáliz del Cebrero.

Parsifal 2

Tanta repercusión social tuvo el Cáliz de dio cobijo al milagro que pasó a ser un símbolo de Galicia y forma parte de su escudo.

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Obras Consultadas.

1.- Yepes, Fr. A., Corónica General de la Orden de San Benito, tomo IV, 1613, fol 63 r – 64v.

2.- Vázquez de Parga, Luis. Las peregrinaciones a Santiago de Compostela (1948-1949), Tomo II, Cap. XV Del Cebrero a Portomarín, pp. 313-320.

3.- Juan G. Atienza, Leyendas del Camino de Santiago. Editorial EDAF 1998, pp. 219-225

4.- Gran Enciclopedia del Camino de Santiago, 2010, Volumen V, pp. 28-30.

5.- Mario Martín Botero G.  El nacimiento del Grial en el Joseph d’Arimathie de Robert de Boron. Volumen 10, nº 1, 2017, pp 43-82

6.- Oscar González Murado, Manuel Rodríguez Sánchez, Alfonso Sánchez Mairena. El milagro de O Cebreiro. Estudio de la copia del archivo de Simancas (Valladolid). Lucensia: miscelánea de cultura e investigación, Vol. 28, Nº. 56, 2018, págs. 195-216

7.- Francisco Saulo Rodríguez Lajusticia, Universidad de Cantabria. La recuperación de un privilegio perdido de Alfonso IX al hospital de peregrinos de Santa María de O Cebreiro (1186) a partir de una copia del siglo XIX. Cuadernos de Estudios Gallegos, LXVI, Núm. 132 (enero-diciembre 2019), págs. 107-136

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