42- Murallas de Compostela


        El primer núcleo urbano de Santiago de Compostela se conforma en el siglo IX cuando, tras el descubrimiento del sepulcro jacobeo, Alfonso II crea la primera basílica, de una sola nave y materiales modestos, el monasterio de Antealtares y alguna edificación canónica, todo centrado en el culto a los restos apostólicos constituyendo el primer núcleo de lo que será Compostela. Se cerca el conjunto con una primera muralla de materiales perecederos, básicamente madera, construyendo unas torres y una puerta de entrada, todo con bastante sencillez estructural, que pronto será insuficiente para el desarrolló que experimentará Compostela, que en el siglo X petrifica la muralla en el mismo recinto, con torres y un muro mes elevado y una estructura mas compleja, con una basílica mayor de tres naves y mejores materiales (Construida por Alfonso III), un pórtico de entrada y un área cementerial en delantera, hoy en el subsuelo de la nave central de la catedral.

          Como toda ciudad de origen medieval, Santiago de Compostela tuvo una muralla que, junto a las Torres de la catedral, ofrecían la primera visión a los peregrinos que finalizaban su periplo en la ciudad del apóstol. La muralla, hoy desaparecida, pervivió hasta bien entrado el siglo XIX en que fue demolida, desapareciendo de nuestros ojos y de nuestro recuerdo, a pesar de que, aún hoy, no resulta difícil encontrar vestigios que nos recuerdan su existencia y la notable influencia que tuvo en la historia de la ciudad. Su pasado pervive no solo en la historia, en los documentos escritos y en los hallazgos arqueológicos, sino que es plenamente reconocible en la morfología de la ciudad antigua e incluso aún puede encontrarse algún resto en que la vieja muralla vuelve a mostrarse ante nuestros ojos.

          Es poco lo que sabemos de como era la construcción original pues las descripciones medievales son ambiguas y genéricas. Las descripciones de la cerca comienzan a ser más frecuentes y precisas a partir del siglo XVI en forma de crónicas y planos municipales, e incluso algunos grabados y acuarelas de época que son los que mejor retratan su aspecto. También fue eficaz la toponimia antigua, que se conservó muy bien en el callejero urbano permitiendo identificar el trazado y la existencia de algunos elementos de la muralla. Y por supuesto la información de los trabajos arqueológicos que permiten confirmar la veracidad de otras fuentes y descubren vestigios desconocidos.

          En el siglo X se da un gran crecimiento de Santiago de Compostela y una expansión de su señorío eclesiástico tras la donación de Ordoño II, por la que adquiere una extensión de 12 millas. El incremente de la peregrinación induce un movimiento poblacional hacia zonas suburbiales por la posibilidad de comercio, e incrementa la burguesía mercantil. Esto exige la reorganización de la ciudad, que evoluciona de lugar santo (Locus Sacti Iacobi) a villa burguensis (Vila Sancti Iacobi), haciendo de Santiago referencia de la cristiandad y fuente de recursos, lo que la convierte en objetivo de ataques e incursiones normandas ante los que la ciudad va a necesitar protegerse, tanto el Sepulcro jacobeo como el propio núcleo poblacional.

        El único poder capaz de organizar la defensa era el obispado, entonces bajo Sisnando II, que regentó la ciudad entre 952 y 968, quien actuó con notable diligencia en la defensa de la ciudad, levantando fortalezas en A Lanzada y Cedofeita, estableciendo guardias y organizando milicias. Para evitar un ataque su proyecto mas firme fue levantar una muralla que rodeara toda la ciudad reforzándola con fosos anegados con agua. Dispuso para ello de arquitectos y canteros y organizó entre los ciudadados el servicio de acarrear materiales para su construcción. Fue precisamente en la defensa militar que falleció Sisnando II, en la primavera del 968 una nutrida escuadra normanda entró en la Ría de Arousa y remontó el Ulla hasta donde luego se levantaron las Torres de Oeste. En su Avance hacia Iria Sisnando salió a su encuentro con sus tropas y los sorprendió en Iria y los hizo retroceder hasta Fornelos, pero con el infortunio de que una saeta alcanzó a Sisnando y acabó con su vida. El hecho descorazonó a unos y envalentonó a otros, que reanudaron su invasión saqueando y quemando todo a su paso, aunque no pudieron vencer las defensas de Lugo gracias a sus poderosas murallas romanas, ni de Santiago de Compostela por la sólida muralla levantada por Sisnando quien, a pesar de fallecer en maniobras militares, dotó a la ciudad de una sólida muralla defensiva.

          La muralla que dejó levantada Sisnando II antes de su muerte, cercaba principalmente el núcleo conocido como Locus Sancti Iacobi anterior a la actual catedral, la plaza de Quintana y el monasterio de San Payo de Antealtares, con unas pocas calles anejas, siendo complementada con un segundo anillo formado por fosos y empalizadas. Es la defensa que destruyó casi totalmente Almanzor en su expedición del 997.

          La ciudad y sus edificios fue pronto reconstruida como consecuencia del auge floreciente de las peregrinaciones y para prevenir que esta próspera reedificación de la ciudad fuera nuevamente objetivo de incursiones normandas o árabes, el Obispo Cresconio realizó un nuevo proyecto defensivo conformado por muralla, torres y foso. Don Cresconio accedió a la sede compostelana en el 1037, años de gran anarquía y revuelo entre enfrentamientos internos e incursiones del normando Ulfo, conde danés que asoló las tierras de Galicia durante la primera mitad del siglo XI, lo que le valió el apodo de el Gallego. Cresconio resuelve afrontar la situación reclutando y organizando un ejército bien formado, con el que limpió su diócesis y las tierras de Galicia de agresores e invasores. Con razón dice de él la Historia Compostelana: “resplandeció como lumbrera y de tal suerte que, sus valientes y disciplinadas huestes, destruyó enteramente el poder de los normandos que habían invadido estas tierras. Construyó muros y torres para defender la ciudad de Compostela, hizo la iglesia de Santa María y levantó el castillo de Oeste (Honesti) para defensa de la cristiandad…”. Consciente de que las incursiones enemigas podían repetirse, intensificó las defensas, empezando por el acceso al río Ulla, el ya existente Castillo Honestum o Torres de Oeste que Cresconio reedificó con material más sólido, añadiendo torres mayores que dominaban el curso del Ulla, instalando una barrera de cadenas entre ambos márgenes del río para evitar el paso de naves y construyendo en medio una capilla dedicada al Apóstol Santiago. Pero su mayor proyecto defensivo fue levantar, a mediados del siglo XI, una sólida muralla de unos 2 km de contorno que cubría un espacio interior de 30 hectáreas alrededor del Locus.

          Las investigaciones sugieren que el trazado del siglo XI coincidiría con el foso y el cercado exterior de la muralla anterior de Sisnando. Su forma arriñonada dispone su eje más largo orientado N-S. Sus muros estaban reforzados a intervalos irregulares con torres cuadrangulares, 48 según un plano de 1595, sin contar las que flanqueaban las diferentes puertas. Tenía almenas, aunque no conocemos su forma concreta. Estaba realizada con cascotes irregulares de piedra tipo esquisto asentados en tierra. Las puertas estaban construidas con cantería más fina y argamasa. Al exterior estaba rodeada de un amplio foso. Aunque constructivamente no era una muralla de las más complejas, su altura, junto a las almenas de las torres, debía convertirla en una obra de aspecto imponente.

          Los datos arqueológicos reflejan que las paredes del muro interior tenía una altura de 5 m hasta el adarve o camino de ronda y un espesor de 2,5 m. De ellos 90 cm correspondían al adarve y 80 cm a cada una de las caras (interior y exterior) del muro. El adarve, al que se accedería por medio de escaleras situadas en diferentes puntos, estaba pavimentada con losa de buena calidad. No conocemos su altura exterior, pero quizás superase a la interna, especialmente en las zonas con desniveles del terreno.

          Si la Muralla era frontera entre la ciudad y el espacio rural, las puertas eran los puntos de comunicación entre estos dos mundos pues canalizaban el tráfico de personas y mercancías, y desde ellas accedían a los arrabales de la ciudad en los que se localizaban diferentes negocios. Así, al exterior de la Porta do Camiño enseguida comenzaron a situarse tiendas y albergues para peregrinos. También los cultivos y campos que abastecían de alimentos a la ciudad quedaban fuera del recinto amurallado y las puertas comunicaban a la vez que separaban todos estos ambientes.

          Los tres ejes principales de desarrollo urbano se configura a partir de las tres puertas principales: Porta do Camiño, Porta Faxeira y Porta Mazarelos. El muro además condiciona la dimensión y altura de las viviendas, que eran de una o dos alturas, excepcionalmente de tres, pues al estar más expuestas conllevaban mayores riesgos defensivos. Al principio se levantan pocas construcciones, y será a la finalización de la catedral en el siglo XIII, que define la estructura básica de la ciudad, cuando se levantan más edificaciones. Es entonces cuando la muralla y sus puertas cobran su máxima vida funcional interactuando con la ciudad, sus edificaciones y sus gentes, y definen las ubicaciones de los monumentos, conventos, tiendas, cantinas o prostíbulos. Hasta el cementerio de peregrinos se ve influido, encontrando su lugar al pie de la iglesia y la Porta da Trinidade, que empezó a llamarse del Santo Peregrino, aludiendo a los que fallecían en la ciudad como consecuencia de su peregrinación.

          La muralla de Cresconio pervivirá hasta finales del siglo XIX, en que la estabilidad en las relaciones internacionales por un lado, y el elevado coste de mantenimiento de la cerca por otro, fueron factores que desencadenaron su progresiva desaparición durante la Edad Moderna, hasta precipitar su desaparición en el siglo XIX. Aunque sin desaparecer su huella urbanística a través de los vestigios que de ella nos han llegado, algunos escondidos en el subsuelo de la ciudad y solo accesibles por excavaciones arqueológicas, pero otros permanecen fosilizados a través de su integración en edificaciones posteriores, y algún resto de muralla plenamente conservada, junto a la Universidad, en la Plaza de Mazarelos, donde se alza el arco del mismo nombre, que enmarca la fachada del Convento de las Madres Mercedarias como resto de la muralla medieval y de una de las puertas que tuvo la ciudad medieval de Santiago que se mantuvo hasta el siglo XIX y lo sigue haciendo hoy.

          El trazado de la muralla es claramente visible sobre el plano de la ciudad antigua de Santiago, cuyo urbanismo vino determinado por esta fortificación cuya trayectoria se ve reflejada en el plano de 1595. Además de su función defensiva, la muralla ofrecía el control fiscal de personas y mercancías al ser paso obligado por sus puertas. Su estado de conservación de la muralla era responsabilidad municipal, que destinaba a su conservación una parte de los impuestos.

          De la primera muralla de Sisnando II quedan vestigios hallados en la zona de la Azabachería, y en 2009, en las obras de remodelación del antiguo Banco de España para habilitarlo como nueva sede del Museo de las Peregrinaciones, se encontró una sección en bastante buen estado, con estructuras de los fosos y empalizada

 

          De la estructura defensiva de Cresconio, el yacimiento más valioso en el que se ha identificado la estructura completa de la muralla es en el subsuelo de la avenida de Rajoy, donde los restos una vez excavados y registrados, ante la imposibilidad de recuperarlos para el espacio público, fueron protegidos y tapados de nuevo para favorecer su conservación, y por tanto no son visibles ni visitables. Además están los torreones de la cerca de 1595 cuyos aspectos constructivos puede verse en los torreones que aún se mantienen en pie: el de la fuente de Santo Antonio, el de la plaza da Oliveira y el de puerta de Mazarelos.

          En la rúa de Entremuros, cuyo nombre evoca a su antigua función de camino de ronda interior de la muralla medieval, alberga el único tramo de muralla de la ciudad que se conserva en pie, pues aquí la muralla no fue derruida sino reutilizada como muro de carga de nuevas construcciones. Otro claro ejemplo fue el vecino sector de Virxe da Cerca, del que una fotografía histórica de principios del siglo XX visualiza cómo los muros de fachada del entonces convento de San Agustín (hoy modernizado) se habían construido inicialmente reutilizando los de la propia cerca.

          La muralla de Cresconio original tenía 7 puertas, nombradas ya en el libro V del Códice Calixtino: As entradas e portas da cidade son VII. A primeira entrada chámase Porta Francíxena; a segunda, Porta da Pena; a terceira, Porta de Sofrades; a cuarta, Porta do Santo Peregrino; a quinta, Porta Falgueira, que conduce a Padrón; a sexta, Porta de Susannis; e a sétima, Porta de Mazarelos, pola que chega á cidade o precioso Baco.

          La Porta do Camiño, también llamada Porta Francígena o de San Pedro es en la que desembocaba el Camino de Castilla y de Francia y era la entrada de peregrinos del Camino Francés. Era la puerta principal, la que más tráfico recibía de personas y mercancías; por aquí entraban reyes y príncipes y en ella se celebraba una parte de la ceremonia de toma de posesión de cada nuevo arzobispo.

          Si seguimos el trazado de la muralla hacia el oeste nos encontraríamos, en primer lugar, la Porta da Pena o de la Peña, en la actual puerta de San Roque, al que llegaba el Camino de la Coruña y que daba acceso a los peregrinos de Inglaterra y Flandes.

          A continuación la Porta de Sofrades, Subfratibus o de San Francisco, que también traía peregrinos del norte, la menos documentada, situada en la zona próxima a la Facultad de Medicina, frente a la Iglesia de San Francisco que da acceso a la plaza del Obradoiro.

          Después la Porta del Sancto Peregrino o de la Trinidad, situada al extremo la calle Carretas, al oeste de la ciudad, era la salida utilizada por los peregrinos que prolongaban su peregrinación hacia el Finisterre, con abundantes terrenos de productos hortofrutícolas dando nombre a la calle Huertas.

          Los peregrinos procedentes de Portugal y los productos que procedían de los puertos de Padrón, Noia, Muros y Fisterra entraban a la ciudad por la puerta Faiariis o Porta Faxeira, entre la Alameda y la Rúa do Franco. Era uno de los principales accesos, siendo la única que tenía un arco con las armas reales de la ciudad.

          Después la Porta Susannis o Porta da Mámoa por existencia de un antiguo enterramiento megalítico en la zona próxima a la Plaza de Galicia y citado en documentos de siglos XII al XIV.

          Finalmente y al este de la ciudad, los peregrinos que venían desde Ourense entraban por la Porta Marecellis o Porta de Mazarelos, la única que se conserva hoy y por donde llegaban a la ciudad los vinos del Ulla y de Ribeiro, así como los cereales de Castilla.

          Inicialmente la muralla contaba con las siete puertas referidas, a las que se añadieron varias más; así en el siglo XIII se abrió la “A Porta Nova da Vila” o Puerta da Rúa da Pena, y en los siglos XIV y XV se abrirán otras tres puertas menores o postigos para paso peatonal, como las Portas das Algalias, Porta de San Fiz y Porta do Souto. La Porta de San Roque era también llamada de Algalia de Arriba o de la Atalaya; por ella entraban los peregrinos procedente del Camino Inglés y daba acceso a la zona judía; su nombre parece que se debe al nombre “algalia” o sustancia usada en perfumería producida en Abisinia y habitualmente traída por comerciantes hebreos.

          Pero a partir del siglo XV las murallas van perdiendo su utilidad al disminuir la amenaza de ataques, y el progreso de la artillería, con lo que el uso y eficacia que totalmente desfasada e ineficaz para la defensa. No obstante perduraron hasta el siglo XIX por su efectividad para controlar epidemias y, sobre todo, para recaudar impuestos. Al fin de la Edad Media el Concejo aforaba porciones de muro a particulares para ampliar sus viviendas a cambio de una renta y de la obligación de velar por su conservación. Algunos vecinos cumplían esta obligación de mantenerla, pero otros la usaron como vertedero desoyendo las ordenanzas que lo prohibían. La desaparición de la muralla como símbolo del poder municipal, frente a los monarcas, era irreversible.

          En 1994 se localizaron restos de una torre de la muralla y foso en el nº 18 de la Rúa da Senra, en el interior de la cafetería Muralla, hoy día observable a través de un cristal. Pese a lo que anuncia el nombre de la cafetería, lo que aquí se conserva no es el lienzo de la cerca, sino los restos de uno de sus torreones defensivos y parte del foso perimetral.

Tramo conservado de muralla en Entremuros 18. López Cordeiro 2009          A partir de entonces se han localizado y estudiado algunos fragmentos de la muralla a lo largo de la ciudad antigua, destacando los hallazgos de la rúa de Entremuros, en los que se ha descubierto uno de los tramos mejor conservados de la ciudad, de 10 m de largo, 2,5 de ancho y 5 de alto en las paredes de una vivienda. En él se distingue, entre otros elementos constructivos, la silueta de las almenas.

          Los torreones que han llegado a nosotros son tres. El primero es el que flanquea la jamba de la puerta de Mazarelos. Los otros dos son estructuras descontextualizadas, es decir, son elementos aislados que no conservan restos de muros anexos que permitan identificarlos como parte integrante de la muralla, ya que ésta ha desaparecido. Sabemos que, efectivamente, han sido parte de ella por el lugar donde se emplazan, por sus dimensiones y características constructivas, así como por la información contenida en la documentación histórica.

          En 2009, la Oficina da Cidade Histórica e Rehabilitación del ayuntamiento de Santiago realizó una ruta llamada «A cerca da Cidade» con el fin de acercar la historia y el trazado de la antigua muralla al público en general, señalada en su recorrido con unos puntos de referencia marcados en el terreno.


Itinerario Arqueológico de Santiago de Compostela

1- Subsuelo de la Catedral
2- Azabachería 39
3- Preguntoiro 23
4- San Paio 19
5- Praza de Praterías
6- Avenida de Rajoy
7- Fonte do Infermiño
8- Franco 31
9- Senra 18
10- Torreón de Fonte de Santo Antonio
11- Arco de Mazarelos
12- San Fiz de Solovio
13- Torreón da Oliveira
14- Entremuros 18
15- Hospital de San Roque
16- San Pedro de Fora
17- Camino Francés

Bibliografía consultada:

1 Las murallas de Santiago de Compostela (968-1875). De coraza protectora a monumento evocado (PDF). Leopoldo Fernández Gasalla.

2 La muralla de Santiago de Compostela a lo largo de la Historia
http://www.murallasciudadespatrimonio.org/santiago.de.compostela

3 Encuentran un trozo de la primera muralla de Santiago en el sótano del antiguo Banco de España
https://www.elcorreogallego.es/santiago/ecg/encuentran-un-trozo-primera-muralla-santiago-sotano-antiguo-banco-espana/idEdicion-2009-03-20/idNoticia-408022/

4. A Cerca da Cidade Santiago de Compostela. (PDF) Oficina da cidade histórica e rehabilitación. Concello de Santiago

5. Muralla de Santiago de Compostela http://abelgalois.blogspot.com.es/2009/12/muralla-de-santiago-de-compostela.html

6. Del “Lucus” a la Compostela medieval https://compostelahistorica.wordpress.com/historia/del-lucus-a-la-compostela-medieval/

7. Las siete puertas de la muralla de Santiago de Compostela
http://murallasdigitales.blogspot.com.es/2013/01/las-siete-puertas-de-la-muralla-de.html

8. La construcción de un plan interpretativo para la muralla medieval de Santiago de Compostela. Javier Luaces Anca, Matilde González Méndez, Pablo Castro Durán y Marta Fontán Cabadas Arqueo+i, Galicia
http://www.arqueomasi.com

9 El Primer Plano conocido de Santiago: Un nuevo documento clave para el urbanismo gallego. Celestino García Braña. Profesor de la E.T.S. de Arquitectura de La Coruña

10 Las Murallas de Compostela en los siglos XVI y XVII (PDF). Mª del Socorro D. Ortega Romero

11. Muralla de Santiago de Compostela. Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Muralla_de_Santiago_de_Compostela

Esta entrada fue publicada en 42- Murallas de Compostela, C - ARTÍCULOS y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.

3 respuestas a 42- Murallas de Compostela

  1. Pingback: 42- Murallas de Compostela — Tradición Jacobea – Ecologia, sentido y cultura.

  2. Raquel dijo:

    Hola, me gustaría que compartieses la bibliografía o referencias bibliográficas que has utilizado para elaborar esta entrada. Mi e-mail: tablamraq@gmail.com. Muchas gracias

Deja un comentario