14- Los Alalás y el alma gallega

          Los Alalás son cantos considerados las formas más antiguas y más características de la música tradicional gallega, cuyo origen algunas fuentes sitúan en los tiempos más lejanos, en el origen mismo de Galicia, y los consideran como los más representativos de la identidad y el alma gallegas.

          No debe olvidarse, por otra parte, que estos cantos tienen elementos comunes con canciones de otras latitudes peninsulares, nacidos de la cultura de territorios vecinos como Castilla, Al-Andalus e incluso África del Norte, y que su origen está más en el intercambio cultural a través de los siglos y la geografía, que en una tradición exclusiva de un territorio específico, dado además que los límites geográficos de Galicia han cambiado mucho a través de la historia.

Fenicios          Algunos autores como Veres, Martínez Padín o Benito Vicetto aseguran que los alalás fueron traídos a Galicia por los fenicios, que los cantaban en sus naves para acompañar la remada, y los llamaban «alelohuías»; origen poco concluyente, ya pudieron llevarlos igualmente a muchos otros lugares del ámbito mediterráneo y no solo a Galicia. Otros autores ven en los alalás un origen griego; poca novedad desde la evidencia de que lo griego está detrás de toda la cultura occidental. Sin negar estos posibles y remotos orígenes hoy se sabe por el estudio de acreditados especialistas como Carlos Sampedro Folgar (1848-1937), compilador índice - copia01040001.01del Cancionero más importante de música Gallega, o el canónigo-musicólogo compostelano Santiago Tafall Abad (1858-1930), que el canto gregoriano de la liturgia religiosa es un antecedente inconfundible y que hay una clara correspondencia entre los alalás y distintos modos del canto gregoriano. Hoy se acepta que éste es el antecedente más influyente y reconocible, lo que nos permite entender que los alalás son cantos que se desarrollan según una dinámica histórica que nos habla, más de que un origen local estricto, de una formación por evolución e influencias, especialmente de la música religiosa y profana que llegó a Galicia a través de la Peregrinación a Santiago de Compostela durante la Edad Media.

          Acerca de la influencia del Canto Gregoriano, no resulta extraño aceptar que la gente común, muy influida por los cánticos diseñados en el interior de los monasterios, los imita en otros contextos externos a los templos, adoptándolos y Perfecto_feijoomodificándolos a objetivos profanos. Este es el caso de los alalás que, como el gregoriano, es un canto originalmente a capella, es decir, interpretado por la voz humana sin acompañamiento instrumental, y cuyo patrimonio va a conservarse en la memoria del ámbito rural gallego. Mucho más que un origen territorial autóctono, ésta es la razón que otorga la verdadera “galleguidad” a estos cantos, el haber sido conservados durante siglos en la tradición gallega antes de ser rescatados del olvido por poetas y músicos de la edad romántica, Perfecto Feijoo (1858-1935) a la cabeza, creador del grupo Aires d’a terra, que realizó la primera grabación de música gallega en el año 1904.

          No está lejos en el tiempo los duros veranos de siega, en que todos los años, cuando el trigo estaba maduro, llegaban hasta las dos Castillas hombres de Galicia, de Extremadura, de Cuenca, de las tierras altas de Andalucía… en una emigración temporal y necesaria, vieja como las tradiciones de la tierra, que se repitía cada año puntualmente. El trigo era mucho y los brazos pocos, y por ello las gentes de tierras de pastos, de olivos o de viñas, donde la labor en el estío era escasa, venían a la inmensa llanura amarilla castellana, y emplean su esfuerzo en uno de los mas nobles y antiguos oficios de la tierra. Hombres, mujeres y chicos, venían en viaje de ida y vuelta por la meseta bajo el cielo azul y el intenso sol estival, formando cuadrillas de segadores que cumplían un rito antiguo de trabajo y camino, que hermanan a las gentes de las tierras de la España agraria. Para los campesinos gallegos ésta era una antiquísima costumbre que bien pudo alimentar intercambios culturales populares, segadores en Castilla, esclavos de sol a sol, que traia a la memoria la estrofa de Rosalía:

Castellanos de Castilla,
tratade ben os galegos,
cando van, van como rosas.
Cando veñen, veñen como negros.

          Los alalás, sin duda cantos muy representativos de la identidad gallega, guardan similitudes con otros cantos de raíz de culturas cercanas como Castilla, Al-Andalus y el Magreb, y que la idea de que se trata de cantos de origen celta es una idea que hoy carece de fundamento antropológico y cultural, como acreditan precisamente el hecho de compartir mucho elementos comunes y similitudes con otros cantos arrítmicos, y no precisamente los de Irlanda o Escocia, sino de otros territorios peninsulares con los que comparten influencias prerromanas, grecorromanas, germánicas, árabes o Europeas llegadas a través de la vía Jacobea, además de las Islas Británicas via marítima. Ciertamente subyace en Galicia un humus céltico innegable, pero el pueblo gallego se configura, sin tantas diferencias con otras latitudes peninsulares, por la mezcla compleja de culturas celtas, mediterráneas, y Germánicas, lo que explica bien que sus formas musicales están más emparentadas con los fandangos que con los reels. Así, estos cantos arrítmicos se asemejan a ciertos cantos castellanos o andaluces, más que a las Pibroch Escocesas.

Galician_bagpipers_-_Aires_da_terra          Pero si la música tradicional puede expresar la naturaleza de un pueblo, no hay duda de que los alalás, junto a la gaita, representa la identidad gallega. En palabras de Feijoo «que en Galicia se escuche una oración de armonías, mantenedora del fuego sagrado. Que nuestro cancionero sea el libro único donde las almas gallegas aprendan a leer sus propios sentimientos, sus propias emociones«.

          Tradicionalmente se trata de cantos a capella, aunque posteriormente se añaden frases instrumentales con gaita, zanfona o pandeiro. Es característicamente un canto arrítmico que expresa la versión del intérprete en un momento, con improvisaciones, variantes o adornos vocales. Otra característica es su estribillo, que suele ser onomatopéyico, con las palabras alalá (ailalalalá, ailalelolá, etc.), que algunos han considerado como la aliteración reliquia de una lengua primitiva. El texto, en versos octosílabos rimando en cuarteto, no debe contener burlas, ultrajes ni palabras malsonantes, sino que debe ser serio y respetuoso. Puede ser una canción de cuna, el lamento de un emigrante, la canción de un campesino, la pobreza atávica de la sociedad rural gallega, y por encima de todo, la expresión de la saudade tan característica del alma gallega.

          Con pequeñas modificaciones, el alalá se transformó en otros cantos tan populares como los cantos de ciegos, los cantos de oficio y profesión, y sobre todo los cantos de arriero, muy semejantes a los alalás, interpretados también a capella, muy emotivos y hermosos. Los arrieros eran individuos que vivían la soledad de los caminos, y en general eran muy apreciados, porque podían ejercer funciones de correo o de mensajero, debido a su constante movilidad.

 arrieros_14         Hoy es difícil escuchar los alalás y los cantos de arriero en su forma tradicional más genuina y rural ya que, acorde con los tiempos modernos, suelen presentarse “actualizados” tanto en la interpretación como en los arreglos instrumentales orquestados que les hace más accesibles en el mercado musical actual. Una versión que me ha parecido fidedigna es la de Xurxo Fernándes, cuyas interpretaciones nos transportan al genuino canto tradicional de otros tiempos.

          Cristina Fernández, ha sabido también transmitir ese sabor realmente tradicional en esta grabación de “O cantar do arrieiro”, del Álbum: Falade Galego, una producción de ‘La Batuta’ © 1983.

          En consonancia con el marco jacobeo podemos oír el Alalá do Cebreiro, de Brañas Folk, una versión que sabe enlazar una forma de canto tradicional con un entorno de acompañamiento instrumental más elaborado.

          Otro alalá de ambientación muy jacobea es el Alalá de Muxía, que escucharemos en la versión de Xabier Díaz, que me parece fiel a la forma de canto tradicional, que acompaña del uso de acordeón como si tratara de una zanfona.

          Pero el alá más popular y conocido es el Alalá das mariñas, que escucharemos en varias versiones. Primero en versión de voz a capella, un modo de cantar singularmente comprometido por la dificultad en mantener el tono sin apoyo instrumental.

            Escuchemos ahora la versión de Uxía & Sérgio Tannus, gravado para o programa Alalá 166 da TVG, lleno de enorme sentimiento y morriña por la tierra, con un sencillo pero magnifico acompañamiento instrumental que lo que hace es seguir a la voz, que es lo propio en este género.

          No quiero terminar sin compartir una versión que considero un verdadero portento de la técnica musical y de la sensibilidad artística, la versión histórica de Faustino Santalices de 1949, pero enmarcada por el grupo Milladoiro en un soporte instrumental montado en 2002 en su CD “O Niño do Sol”, un encuentro musical a través del tiempo que hace contener la respiración y encogerse el corazón, sintiendo la saudade gallega sea cual sea la tierra que nos vio nacer.

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