1- Santiago del Espaldarazo

          Si hay una imagen singular en la extensa iconografía dedicada al Apóstol Santiago es la de Santiago del Espaldarazo, denominada así por tratarse de una figura articulada que, según la tradición, era utilizada para armar caballeros a los reyes y a los príncipes e infantes.

          Es tradicional clasificar las imágenes de Santiago en tres tipos: las imágenes de apóstol como maestro sedente en majestad, las imágenes de Santiago como peregrino y las imágenes de Santiago como caballero o guerrero. A medias entre los tipos primero y tercero está esta imagen, por tratarse de un Santiago sedente pero con espada y con la particularidad de tener los brazos articulados.

          La imagen se custodia en la capilla de Santiago del Real Monasterio de Las Huelgas de Burgos, una capilla que se encuentra fuera de las construcciones monásticas, aislada en el terreno de la huerta, de llamativo estilo mudéjar, construida en piedra y ladrillo, con una puerta de arco túmido o arco árabe, un friso de yesería mudéjar y un notable artesonado. Se accede al presbiterio por otro túmido, donde se encuentra la imagen de Santiago del siglo XIII.

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          La abadesa del monasterio de Las Huelgas llegó a disfrutar de autonomía y poder muy elevados en modo que estaba por encima de la curia episcopal, sólo dependía del papa y regía un señorío material y jurídico. El señorío material poseía María Ana de Austria, abadesa del monasterio Real de las Huelgas.numerosas villas, tierras, molinos y gozaba de privilegios fiscales. Tenía fuero propio con leyes que dirigía la abadesa, quien podía nombrar alcaldes, ejercer jurisdicción sobre otros muchos monasterios y hasta investir de caballero a un noble candidato. Durante la Edad Media, en este monasterio se llevaban a cabo ceremonias tan importantes como las de coronar reyes y nombrar caballeros reales. Entre los caballeros armados antes de ser reyes figuran Fernando III el Santo, Eduardo I de Inglaterra, Alfonso XI de Castilla y de León, Pedro I de Castilla y Juan II. Los reyes coronados aquí fueron Alfonso XI y su hijo Enrique II de Trastámara. Inicialmente diseñada la ceremonia para miembros de la monarquía, amplió luego su uso y fue también empleada por los aspirantes a la Orden de Santiago.

santiago          Esta figura que goza de las características del Santiago sedente en majestad y de las de Santiago caballero por su armadura y su espada, se confeccionó de forma articulada para que, en la ceremonia de armar caballeros a los reyes, fuese el Santo quien les diese el espaldarazo y no otro caballero súbdito del monarca, pues según las normas de caballería medieval sólo un superior podía armar a un aspirante, y por tanto se concluyó que únicamente el apóstol Santiago podía hacerlo. Esta escultura sedente es de la segunda mitad del siglo XIII, viste gonela policromada con arabescos de colores vivos, coloreados para darles una entonación más suave.

 caballeros         La investidura de armas era una ceremonia por la que se concedían los honores de la caballería que, según el código de las “Siete Partidas” del rey Alfonso X el Sabio, establece una relación de lealtad y vasallaje entre el padrino que entrega las armas y el que las recibe, creándose lazos de lealtad entre ambos, enmarcadas dentro de las relaciones del mundo feudal.

   The%20Dedication       La ceremonia, inicialmente de orden militar, se fue sacralizando y el poder eclesiástico llego a veces a ser quien otorgaba las armas al candidato. Los reyes, para evitar el sometimiento a la Iglesia recurrieron unas veces a investirse a sí mismos, como el caso de Fernando III el Santo, o bien simulaban ser armados caballeros por una autoridad superior no terrenal y en la Castilla medieval fue el Apóstol Santiago quien desempeñó idóneamente este papel.

 “Tímpano de Clavijo” de la catedral de Santiago         Además de la figura apostólica evangelizadora y la de peregrino, la figura de Santiago caballero era ya una figura muy difundida en la sociedad medieval por su legendaria intervención en ayuda del ejército cristiano contra los musulmanes en la legendaria batalla de Clavijo, lo que le dio características de caballero y soldado de Cristo (“miles Christi”). La imagen de Santiago a caballo espada en mano era muy representada como prototipo de caballero cristiano, por lo que ocupó una posición ideal como padrino de las ceremonias de caballería y en particular de monarcas y miembros de la dinastía real.

 Coronaci_n_         Es bien conocido y representativo el caso del rey Alfonso XI de Castilla que, antes de su coronación, peregrinó a Compostela en 1332 para ser armado caballero por el Apóstol, caminando a pie desde el Monte del Gozo hasta la catedral donde, conforme a las normas de caballería y tal como relata la crónica de Alfonso XI (BAE. Cap. XCIC), veló toda la noche las armas situadas sobre el altar, armas que serían bendecidas por el arzobispo en una misa que daba valor litúrgico a la ceremonia, y tras recoger sus armas fue armado caballero por una imagen de Santiago que le “dio la pescozada en el carriello” o golpe con la mano en la cara o la cabeza, en sustitución del espaldarazo en el hombro, con el que se confirmaba al aspirante. Algún autor apunta la conjetura de que esa figura de Santiago fuera la de las Huelgas llevada a Compostela a tal efecto. Tras su investidura como caballero por el Apóstol Santiago, Alfonso XI viajó a Burgos donde fue coronado rey y ordenó a su vez a multitud de nobles.

          A este fin fue creado en el siglo XIII por un artesano anónimo, esta imagen de Santiago de brazos articulados, una figura de madera policromada vestido con ropa de armadura de la época, de rostro con barba y pelo largo, con una espada en su mano derecha mientras la izquierda esta vuelta hacia arriba, con mecanismo que permitía dar el espaldarazo sobre el hombro del aspirante, y la pescozada o simulacro de cachete dado en el carrillo de la cara.

  Sin barba        Durante los trabajos de restauración realizados en la talla de Santiago del Espaldarazo de las Huelgas en los talleres de Patrimonio Nacional del Palacio de Oriente, se hicieron hallazgos sorprendentes: al analizar sus medidas corporales bajo el vestuario, se detectaron caderas anchas y hombros estrechos en proporciones femeninas. La cara era de trazado también femenino, con pómulos suaves, frente ancha y nariz roma, con una barba que no estaba tallada en la madera sino añadida a ella, hecha con una pasta de yeso mate, cola animal y estopa, con la comisura sonriente de los labios, como las vírgenes góticas del siglo XIII, y con los bigotes que tapan la boca en parte. De sus brazos articulados, el más móvil era el derecho, el que sostiene la espada para dar el espaldarazo, y llamó la atención de los restauradores sus manos, distintas una de otra, pues mientras la izquierda era fina, suave y de largos dedos, muy femenina y abierta en postura de sostener algo; la derecha en cambio era proporcionalmente grande y en postura de agarrar, muy nervuda y de formas masculinas. Los estudios radiográficos revelaban que la unión del cuello con el cuerpo presentaba muchos clavos, como si hubieran cambiado la postura de la cabeza, poniéndola más centrada, para rectificar un cambio de mirada, inicialmente dirigida al Niño. Los pliegues del ropaje sobre los muslos coinciden con los de las imágenes de las Vírgenes con niño sedentes, lo mismo que el calzado puntiagudo. El pecho en cambio carecía de pliegues por haberse eliminado los relieves del pecho. Todos estos detalles dejan fuera de dudas que la talla cambió su destino original, inicialmente diseñado para ser una Virgen María con el Niño, siendo después reutilizada como este singular Apóstol Santiago con unas modificaciones añadidas tras decidir su conversión como Apóstol que otorga la investidura de armas.

          Algunos autores, observando que ninguna descripción de la liturgia regia en el monasterio burgalés cita en momento alguno ni la capilla de Santiago ni su autómata del espaldarazo, y que el uso de artilugios mecánicos en los festejos reales no era infrecuente, dudan o incluso rechazan que hubiera tenido lugar tales ceremonias reales en esa capilla y bajo el uso de ese artificio, dado además la situación tan apartada y secundaria de la Capilla de Santiago dentro del Real Monasterio. Sentenciar de modo excluyente sobre el argumento del silencio de las crónicas, además de no totalmente cierta, es una postura interpretativa poco sólida, pues cabe muy bien diferenciar una investidura de armas como acto privado y austero, sin crónicas y en solitario, como mandaban los cánones de caballería, en una iglesia o capilla retirada, a diferencia de una coronación, acto público de pompa y esplendor, ante la corte e incluso el pueblo, con todos los lujos imaginables: música, retratos, crónicas, banquetes y festejos de todo tipo. El uso de marionetas en esa época tampoco es descalificante, pues ya se usaban en tiempos de Alfonso X el Sabio tallas marianas que cobran vida moviéndose, amonestando e incluso golpeando a un fiel poco piadoso, y no como representación banal, sino con el alcance cultural trascendente de las propias Cantigas de Santa María.  

20120103214123-cantigas-de-santa-maria-del-rey-alfonso-x-folio-92-recto          Ya se vio que la Crónica de Alfonso XI sobre el ritual de su investidura como caballero en Santiago de Compostela relata la intervención de una talla articulada de Santiago que le –“… dio pescozada en el carrillo”– como parte del ritual, evocando la intervención de un autómata móvil que no eran raros en estas ceremonias. Ya en las viñetas de las Cantigas de Alfonso X el Sabio se veían tallas marianas que intervenía a través de aparato mecánico articulado.

          Por eso no puede excluirse un uso formal en esta figura, pues es la realidad incuestionable de la existencia de la imagen, su situación, su estética, su vestuario, su datación, su conservación y hasta su restauración, descartan que fuera una mera marioneta mecánica de uso solo festivo o teatral y no ceremonial, lo que sería impropio para una figura tan relevante y venerada como el Apóstol Santiago, y sugieren más bien que la talla fue ciertamente adaptada a la función de investir armas a aspirantes a caballeros por el procedimiento del espaldarazo, cumpliendo a la perfección el escollo de no incurrir en el sometimiento a la Iglesia sin obviar la sacralidad conveniente del acto. El trabajo anónimo de artesanía fue una labor meticulosa de adaptación de una figura sagrada a la que se dio un nuevo destino funcional. Y la situación de la capilla de Santiago en el contexto del Real Monasterio de las Huelgas, en un lugar retirado idóneo para la realización del acto de vela de las armas y posterior nombramiento de caballero de modo austero y discreto, ya que el aspirante, conforme a las normas más basicas del ritual, debía velar armas en la soledad, el silencio y la oscuridad de un recinto sagrado. Si en el Monasterio de las Huelgas había un lugar adecuado para ello, este era la Capilla de Santiago, que incluso pudo ser diseñada expresamente con este fin.

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          Más allá de la frecuencia, la importancia y la difusión de la ceremonia, parece claro que la imagen tuvo inequívocamente este uso, inicialmente en la realeza y posteriormente extendida a nobles y a miembros de la Orden de Santiago, que por intereses y conveniencias de los aspirantes o de la propia abadesa, salvaban el nombramiento por la Iglesia y por una mujer y dignificaban la ceremonia con un artificio diseñado para reyes. El uso real se producía en contadas ocasiones y posiblemente cayó en desuso, pero encontrando otras aplicaciones equivalentes que han justificado su perfecta conservación y situación en un lugar apropiado. Si hubiera sido un mero figurín no hubiera llegado hasta nuestros días, como no han llegado las diversas marioretas diseñadas esclusivamente para los festejos teatrales de la familia real. No es comprensible de otro modo el estado de conservación y el cuidado con que se ha mantenido hasta nosotros esta significativa talla de Santiago del Espaldarazo.

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???????????????????????????????Fuentes bibliográficas:

1) Eduardo Carrero Santamaría. Observaciones sobre la topografía sacra y cementerial de Santa María la Real de Las Huelgas, en Burgos, y su materialización arquitectónica. La clausura femenina en España: actas del simposium: 1/4-IX-2004 / coord. por Francisco Javier Campos y Fernández de Sevilla, Vol. 2, 2004, ISBN 84-89942-39-0, págs. 695-716

2) Rodríguez López, A., El Real Monasterio de Las Huelgas, Volumen II, p. 273.

3) Eduardo Carrero Santamaría. Por las huelgas los juglares, Alfonso XI de Compostela a Burgos, siguiendo el libro de la coronación de los reyes de Castilla. Universitat Autònoma de Barcelona. Medievalia, 15 (2012), 143-157

4) Nelly Raquel Porro Girardi, La investidura de armas en Castilla. Del Rey Sabio a los Reyes Católicos, Valladolid 1998, pp. 113-121 y 271-282.

5) Olga Pérez Monzón. Ceremonias Regias en la Castilla medieval. Apropósito del llamado Libro de la Coronación de lor reyes de Castilla y Aragón. Universidad Complutense de Madrid. AEA, LXXXIII, 332, Octubre-Diciembre 2010, 317-334, ISSN: 0004-0428.

6) Imagen de Santiago del Espaldarazo de las Huelgas de Burgos. Francisco Torrón Durán. Abrente: Boletín de la Real Academia Gallega de Bellas Artes de Nuestra Señora del Rosario, ISSN 0212-6117, Nº. 38-39, 2006-2007, págs. 73-74.

7) ¿Quién puede armar caballero a un rey?. Publicado por María Pilar Ramos Vicent | Last updated Mar, 13 2014. http://suite101.net/article/quien-puede-armar-caballero-a-un-rey-a48922#.U8lwgbExg1I

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