17- Fray José de Vaquedano y los Villancicos al Apóstol Santiago

joselopezcalo          Conocemos la biografía básica de Fray José de Vaquedano gracias a la investigación de José López Calo, quien le reconoce como el “sumo representante del barroco español”. Nació en 'fotos'Puente la Reina algo antes del 20 de marzo de 1642 (fecha del acta de su bautismo). Cursó sus primeros estudios musicales como niño de coro, en la misma villa navarra, bajo la dirección de Simón Huarte Arrizabalaga, llegando a destacar como “cantor de gala”, primero como niño tiple de extraordinaria brillantez y habilidad belcantista, que después mantuvo excepcionales facultades como contralto.

          A partir de 1663 busca colocación como cantante en su tierra (Bilbao, San Sebastián, Victoria), parece que infructuosamente, y pasa entonces a Madrid, donde se produce un cambio en sus propósitos musicales, pues hasta entonces su objetivo parecía centrarse en el canto, y a partir de aquí se despiertan sus notables dotes para la composición. En Madrid estudió con uno de los más eminentes compositores españoles, lo que puede explicar el cambio de objetivos musicales. El maestro Matías Ruiz debió poner mucho interés en su discípulo, dado su progresión que pronto le llevan a componer como aventajado músico.

Trinitario Descalzo siglo XVII         Entre 1663 y 1680 hay una imprecisión biográfica, seguramente porque se hizo fraile Trinitario o Mercedario (las fuentes discrepan aquí), con las consiguientes etapas de formación religiosa y retraso de los estudios musicales, que no debieron quedar interrumpidos, pues de 1674 es su magnífica composición a Nuestra Señora de la Concepción, “Que le diré a esta bella zagala”.

Encarnación          En 1680 regentaba provisionalmente el magisterio de la capilla de la Encarnación de la capital, quizás con labor en las Descalzas Reales (que se cita en algún escrito), cuando quedó vacante la plaza de Santiago de Compostela, para la que fue elegido por el Cabildo sin oposición, solo por los informes que le avalaban y su fama de excelente compositor. Pero tardó unos meses en hacerse cargo del puesto, al no haber en Santiago convento de su Orden, por su condición de fraile trinitario, de cuya orden no había convento en Santiago, por lo debió solicitar dispensa especial al Nuncio de su Santidad para vivir fuera de las Casas de su Orden, que le fue concedida, y que le permitió tomar posesión del cargo el 10 de mayo de 1681. Para entonces ya había enviado algunas primeras composiciones dedicadas al Apóstol.

          Desde esa fecha cumple con plena satisfacción su labor de maestro de capilla durante casi treinta años, cumpliendo fielmente su obligación. En 1710 fue jubilado por sus achaques de salud, con la mitad de su salario, gesto y cantidad excepcionales, pues en estos ámbitos la jubilación era un trámite raro y de prestación simbólica. Se hizo “en atención a los muchos años y bien que ha servido a esta santa iglesia”. Murió en Santiago el 17 de febrero de 1711.

          Lopez Calo le valora como vanguardista de su tiempo, por su modernidad e inspiración, y por cultivar todos los estilos musicales con maestría: la polifonía contrapuntística, la policoralidad y las obras solísticas, siempre con gran sentimiento expresivo y profunda religiosidad. Queda una nutrida muestra de sus obras policorales, en que es un consumado maestro, con composiciones a varios coros, colocados en lugares distintos para un efecto de diálogo estereofónico de gran efecto. Como era habitual en la época, sobretodo en música religiosa, trata la orquesta como un elemento coral más, y la selección de cada instrumento era decisión del maestro en cada caso.

          Aunque parte de su producción parece perdida, queda por fortuna una buena cantidad de composiciones de gran calidad e interés. La mayoría se encuentra en la catedral de Santiago: 5 misas, 17 salmos, 2 magnificats, 1 nunc dimitis, 19 motetes, 1 Oh admirabile, 7 lamentaciones de Semana Santa, 45 villancicos, y 1 sonata a tres instrumentos; además 3 villancicos en la catedral de Burgos y 1 en la de Valladolid. Dentro de sus obras las más representativas son sus villancicos al Apóstol Santiago.

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Plaza del Obradoiro en el siglo XVII          Vaquedano llega a la capilla compostelana latiente aún la polémica sobre el patronazgo de España y la supresión del Voto de Santiago, resuelta en la instauración de la Ofrenda Nacional a Santiago como Patrón de España por Real Decreto de Felipe IV del 9 de Junio de 1643, que concede al Cabildo una renta anual que se entrega en la fiesta del 25 de Julio con toda pompa, reafirmando la economía compostelana y el apogeo de la catedral jacobea. Coincide con el esplendor barroco, que en lo arquitectónico llega de la g_vigoenfotos_1253xmano de José Vega y Verdugo, y en lo musical, con la restauración de los órganos, llega con las composiciones de José de Vaquedano. El ofertorio de la Misa Mayor del 25 de Julio viene siendo un momento señalado, pues en él se formaliza la Ofrenda Nacional, solemnizada con un villancico a Santiago compuesto para la ocasión e interpretado por la Capilla de Música como forma de rubricar que la Ofrenda tiene pleno sentido, con la música al Apóstol como escenarios de excepción.

DSC01202          El 25 de Julio de 1681 será el primero que la catedral escucha la música de José de Vaquedano. También se estrena en el cardenal Don Francisco Seijas Losada, notable predicador, con un florido discurso que funciona como una arenga con connotaciones militares y patrióticas que encuentran reflejo en el villancico al Apóstol compuesto para la ocasión por José de Vaquedano: Al Apóstol más excelso, obra de magnífica factura que corona el momento con un despliegue polifónico a tres coros uno de ellos orquestal y doblando el primero, pero desde emplazamientos distintos de la catedral, lo que crea un diálogo estereofónico de sorprendente relieve acústico:

Al Apóstol más excelso,
rayo de aquellas esferas,
el son donde habitan
la luna y estrellas,
las luces más puras
que rayan el día,
lucidos sus astros
acordes festejan.

Lidien festivas luces y nieblas
Lidien festivas luces y tinieblas

Suene el aplauso,
suene en vez de banderas
Ah de la cumbre del sol
Ah de la eminente esfera
Ah de los campos del …

Contra las menguantes lunas
hoy ardiente fuego llama,
un sol campeón que en tendido
es rayo voraz que abrasa.

Es verdad y aún por eso rayo le llaman,
porque siempre a los moros tubo a raya

En todo el orbe español
hoy Santiago se descuella,
tanto que de sol a sol
compite de estrella a estrella.

Es verdad porque hoy tanto campea
que en globos zafíreos los astros huella

Un torbellino graniza
en las moriscas adargas,
pues tanto dorado escudo
lleva por punta de lanza.

Es verdad y aún por eso su gloria es tanta,
cuando con los escudos también se adarga.

Tanto como gira el sol
hoy por todo el mundo vuela,
porque los más peregrinos
hoy vienen a Compostela.

Es verdad porque hoy ninguno queda
Que a nuestro Patrón ofrecer no venga

Diestro caudillo y valiente
el campo enemigo explaya
pues a España abre el camino
y a los moros cierra España.

Es verdad y aun por eso cabo le aclaman,
Que por serlo él no hay otro desde la caba

Todo el español imperio
a nuestro apóstol venera,
algunos le traen pendiente
concha y les está de perlas.

Es verdad porque hoy veo la nobleza
solo conocida por su venera.

Vengan mas huestes y moros
Santiago dice en campaña,
vengan más y más turbantes
que a mas moros más ganancia.

Es verdad y aún por eso tanto le ensalzan,
que a quien gana ducados nada le falta.

Hoy todo el mundo a Santiago
Oro ofrece como tierra
tributo se le paga
por réditos de tutela

En fin hoy aquí de todo hay feria
Menos de turbantes porque los destierra

          La catedral conserva 27 villancicos al Apóstol de Vaquedano, a una media de uno por año, aunque alguno se interpretó varios años con ligeros retoques de texto.

          Hay dos formatos básicos, el gran villancico para de la fiesta del 25 de julio, con despliegue sonoro de coros distribuidos en varios emplazamientos de la catedral y amplio apoyo orquestal; su temática se centra en el patronazgo, la monarquía y Santiago Matamoros, con onomatopeyas guerreras y efectos acústicos como retórica patriótica y popular, espectacular y efectista, con un texto de poco valor literario pero que lograban su propósito acústico y escénico.

          El otro formato es el villancico de vísperas, más sencillo, cantado en el transcoro por un grupo de cámara, con temática penitencial y peregrina, y mayor elaboración contrapuntística, con solos o duettos de línea belcantística y acompañamiento orquestal reducido.

Relación de Villancicos a Santiago de José de Vaquedano:
Alegría, alegría (1681) a 8 voces, órgano y continuo.
Al Apóstol más excelso (1681) a 12 voces y arpa.
Despertad Campeón (1684) a 5 coros (16 voces) acompañamiento y órgano.
Peregrino espera (1684) a 6 voces y acompañamiento.
La estrella del cielo (1685) a 12 voces, violón, órgano y arpa.
Oíd el estruendo (1686) a 4 coros (15 voces), órgano arpa y acompañamiento.
Ah del Imperio (1688) a 12 voces, órgano y acompañamiento
Sangre, heridas (1689) a 12 voces y acompañamiento.
Salgan las tropas lucidas (1691) a 4 voces violón y arpa.
Con amante adoración (1692) a 4 voces y acompañamiento.
Clarines de zafir (1694) a 3 voces y acompañamiento.
Rompa el clarín el viento (1695) a 10 voces violón y órgano.
Oigan un peregrino (1697) a 4 voces violón y arpa.
Españoles guerreros (1697) a II voces violón y arpa.
Diga la admiración (1698) a 4 voces violón y arpa.
Al armonía de las trompetas (1698) a 12 voces violón y arpas.
Guerra, guerra (1699) a II voces violón y arpa.
Ah, de la tumba sacra (1702) a II voces violón y arpa.
Suene ese alma del aire (1702) a 4 voces violón y continuo.
Fuego, que arde el rayo (1703) a 4 voces violón y arpa.
Desprendido va cruzando (1704) a 8 voces, órgano y violón.
Contra noches de polvo (1706) a 10 voces, órgano, violón y arpa.
Que gira, que vuela (1706) a 4 voces violón y arpa.
Quien de las flores exhala (1708) a 4 voces violón y arpa.
Plaza, afuera (1708) a 12 voces, órgano, violón y arpa.
Al viento las banderas, a 12 voces y acompañamiento.
Que sale el rayo, a 8 voces duplicado.

          Para hacernos una idea de la música de Vaquedano escucharemos una soberbia versión de su «Ave Regina» interpretado por la Capilla Musical de la Catedral y el grupo Capela Compostelana, dirigidos por Miro Moreira. Música envolvente de proporciones catedralicias para dejar boquiabierto al oyente.

          Y para conocer la construcción de sus villancicos escucharemos «Luces y cariños» un villancico al Santísimo interpretado por Resonet.

Quien desee tener una buena versión discográfica de los Villancicos al Apóstol Santiago de Fray José de Vaquedano, sugiero estas dos trabajos excepcionales de la Capela Compostelana dirigida por Francisco Luengo y de In Itínere, Grupo de Cámara de la Universidad de Santiago dirigida por Carlos Villanueva.

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