53- Supuesto Oportunismo Jacobeo

El concepto y significado de “Reconquista”, término construido en el siglo XIX por los historiadores hispanotoma-granada-cristianos, hoy es cuestionado y controvertido. Designa el largo periodo que va desde la entrada de los musulmanes en la Península  con Tariq y Muza en el 711) hasta la desaparición del último estado islámico  con la toma de Granada en 1492, es decir, cerca de 8 siglos que, no obstante, se concibe como un hecho unitario cuya realidad se ha mantenido como una tradición historiográfica, reduciendo la enorme complejidad de su espacio histórico a las limitadas facetas militar y religiosa desde un planteamiento patrio unidireccional, que desde un nacionalismo centralizador y católico concibe la idea de una España unitaria y predestinada. Es más objetivo entender que no todos los hispano-cristianos abrazaron el ideal de la Reconquista de la misma manera en todas las épocas, sino que hubo motivos distintos y cambiantes según los individuos y el momento socio-político, en el que influyeron múltiples factores culturales, sociales y económicos. Pero aunque cabe la revisión ideológica-filosófica, lo cierto es que el concepto de Reconquista, aunque cuestionado en el ámbito historiográfico, se mantiene plenamente operativo y vigente en el mundo académico, con un amplio consenso sobre el uso del término que con una sola palabra permite aludir a dinámicas históricas complejas. No parece necesario acabar con ella, como algunos autores proponen.

El_rey_Don_Rodrigo_arengando_a_sus_tropas_en_la_batalla_de_Guadalete_(Museo_del_Prado)

OportunismoEn este entorno es decepcionante y reduccionista, especialmente en lo jacobeo como elemento relacionado con la Reconquista, la actitud de limitar todo lo relativo al Apóstol Santiago y su conexión con España, mero resultado del oportunismo como pronunciamiento acrítico de considerarlo un engaño. Las valoraciones que muchos hacen del hecho jacobeo es el de una iniciativa militar y/o eclesiástica al servicio de la Reconquista, considerando el hallazgo de la tumba jacobea fruto del oportunismo: un oportunismo militar, para el que todo sería un montaje al servicio de la Reconquista, y un oportunismo eclesiástico para el que todo sería un montaje al servicio de la Iglesia.

Cronología

El oportunismo militar, esgrimido gratuitamente con tanta frecuencia, es tan aparente como inconsistente, pues Santiago ya era motivo de culto en el norte de España y considerado patrón protector más de cincuenta años antes del hallazgo de su sepultura, y porque entre el comienzo de la Reconquista (batalla de Covadonga en el 722) y el momento del descubrimiento del sepulcro jacobeo (sobre el 829), transcurre más de un siglo, y tardará casi ocho siglos en completarse. Establecer aquí una relación causa – efecto, es poco serio, aunque se hace arbitrariamente.

Aparición del Apóstol Santiago a Ramiro ILa “fabulosa” batalla de Clavijo, supuestamente librada en el 844 durante el reinado de Ramiro I, conlleva una manipulación de datos e intereses que la convierten en una falsedad histórica. La afrenta inicia en el tributo de las cien doncellas, supuestamente adquirido por el rey Mauregato con los musulmanes a cambio de evitar contiendas belicosas. La gloria del triunfo sobreviene por la ayuda milagrosa del Apóstol Santiago, Matamoros desde entonces, que anunció al rey en sueños su intervención favorecedora sobre caballo blanco y espada plateada, que les llevaría a la victoria, y en agradecimiento el rey establece un tributo (voto de Santiago).

San Millan y San Isidoro

Sánchez Albornoz acredita que no existió esta batalla, y que la verdadera batalla se libró en Monte-Laturce, en Albelda, ganada unos años más tarde por Ordoño I (859), acaso sin el inexistente tributo de doncellas, sin intervención milagrosa y aún sin voto a Santiago. Pero fue Ramiro II, rey de León (931-951), quien con una peregrinación a Compostela invocó la protección del Apóstol, otorgando el voto a Santiago tras la batalla de Simancas en el 939, asistido de sus condes Fernán González y Assur Fernández, logrando una sólida victoria sobre las tropas de Abderramán III. En ella, de quien la tradición dice que ayudó milagrosamente a los cristianos en aparición ecuestre, es San Millán de la Cogolla, por lo que fue nombrado patrón de Castilla. Santiago se convertirá con el tiempo en emblema y arenga para las tropas, al principio de modo aislado y poco resolutivo dentro de este extenso proceso de siglos, en donde ni siquiera es el primero ni el único que ostenta el pedigrí de matamoros; el reino de León invoca a Isidoro de Sevilla (enterrado en León) y le hacen cabalgar junto a los cristianos del reino leonés, mientras los castellanos invocan y hacen otro tanto con San Millán de la Cogolla, según tradición cluniacense anterior al descubrimiento del sepulcro, y cada ejército tiene su patrono al que rinde tributo en forma de Voto, con litigios que fueron dirimidos en los altos tribunales, y Santiago llega solo a imponerse a finales del siglo XIV, con la Reconquista ya muy avanzada que da pie a una España Imperial cuyas guerras divinales encuentran un estandarte adecuado.

Santiago-Matamoros-Compostela

Una de las primeras imágenes ecuestres de Santiago, como la del crucero del lado de platerías de la catedral compostelana es el llamado Tímpano de Clavijo (siglo XIII), que no es aún un Santiago matamoros, sino de un Santiago victorioso liberador de las doncellas, acorde con el primigenio sentido de un Santiago protector, que luego deriva por los cauces matamoros otorgados a San Isidoro y San Millan, de los que hereda ese atributo. Incluso aún en el siglo XVII, San Millán vuelve a ser proclamado Patrón de Castilla, y copatrono de España, y en esta época se propone otorgar el patronato de España a Santa Teresa en lugar de a Santiago. Invocar el mito de Santiago matamoros como montaje pro-reconquista es una ilusión que aportó mucho al patrimonio artístico pero que no tenía nada que ver con el origen de la Tradición Jacobea.

OIP (1)Para Sánchez Albornoz la Reconquista no tuvo nada de “guerra santa”, por cuanto no obedecía al cumplimiento de un precepto al modo que proponía el Islam, ni se entendía como forma de muerte martirial. Tampoco debe entenderse como “cruzada” porque no se llevó a cabo con motivaciones religiosas como la recuperación de focos de valor religioso, ni la extensión de un credo. Aunque la Reconquista se inicia en comunidades periféricas del reino visigodo de Toledo con tradicional resistencia a ser subyugados (astures, cántabros…), en los territorios hispanos del norte se fusiona con los intereses de los godos fugitivos de la batalla de Guadalete (711) ante las tropas bereberes del norte de África que atravesaron Gibraltar al mando de Tariq y Muza, por mediación del Conde don Julián, que reclamo su auxilio en el conflicto dinástico por la corona de Witiza.

Conquista y Reconquista

pacto-tudmir-orihuela-713La ayuda se convierte en invasión, y en solo cuatro años, sin resistencia, por capitulaciones pacíficas, transacciones y pactos amistosos (como el pacto de Turmid o tratado de Orihuela en el 713), recurriendo solo a veces a la fuerza militar, se apoderan de casi toda la península. Don Pelayo será el artífice de la fusión de la rebeldía de los pueblos del norte con la motivación patriótica de los visigodos fugitivos y aglutina un único movimiento que, quizás a partir de sentimientos diversos, finalmente se agrupan en un frente común. Así desde la fundación de Oviedo en el siglo VIII la Reconquista tiene como objetivos identificables en las crónicas, la expulsión de los musulmanes como usurpadores de lo visigodo, y la restauración del reino visigodo, que ya había logrado la deseada unidad territorial entre 476 y 711. La intacta identidad visigótica reinició pronto un proceso de reinstauración, y no por motivación doctrinal sino patriótica. Así las cosas, es inconsistente pensar que más de un siglo después de su inicio, se recurriera a la farsa de un sepulcro espectacular para incentivar la Reconquista.

image238El oportunismo eclesiástico tiene menos fundamento aún, porque la Tradición Jacobea, en contra de lo que suele oírse, no fue creada por la Iglesia a su medida, sino que fue la primera en adoptar una actitud crítica, y Roma ignoró mucho tiempo a Compostela. A finales del siglo X la iglesia hispano-visigoda, con su idiosincrasia estructural y litúrgica, tenía escaso prestigio en Roma por ser considerada ruda e ignorante, en contraste con la celebridad de Santiago, citada en las crónicas musulmanas como el más importante santuario cristiano de Hispania, al que peregrinaban desde todas partes de Europa, incluso desde Roma. Aquí inicia una rivalidad latente entre Santiago y Roma que tomará su primer cauce ejecutivo en la iniciativa romana de abolir el rito visigótico-mozárabe y sustituirlo por el romano. A mediados del siglo XI Roma ve con preocupación la creciente preponderancia que alcanza en todo el orbe cristiano la iglesia de Santiago, y el obispo iriense Cresconio (1037-1066) despierta honda inquietud en la sede de Pedro, por ocuparse más de armas y milicias que de cuestiones pastorales, por el alto señorío sobre otros obispados hispanos con poder cedido por los reyes y prestigio bélico recogido en las crónicas, y sobre todo por nominarse episcopis lriensi apostolicae sedis. Aderezado todo esto con incidentes que se entienden como gestos de insumisión hacia legados enviados por Roma en cuestiones de protocolo de recepción, así como algunas declaraciones que sonaron disidentes, la suspicacia se convirtió en acusación de arrogancia y soberbia, y ante el riesgo de un cisma eclesiástico, León IX, en el Concilio de Reims de 1049, excomulga a Cresconio por adjudicarse el título de obispo de la sede apostólica, que se entiende desde Roma como una desmedida ambición de la primacía de la Iglesia Hispana y un trato igualatoria hacia Roma. A la par que la excomunión, se dictan varios cánones que afectaban a la vieja iglesia hispana, en particular a la de “Gallaecia”.

1054 Cisma entre iglesia bizantina y romana

Pero si son infundadas las argumentaciones de oportunismo, el discurso deja huella y en relación a Santiago y los críticos toman partido anti-jacobeo, y se llega a cuestionar la historicidad de Teodomiro al que se llega a considerar un personaje ficticio para la ocasión, y se niega la existencia precedente de Compostela, que se considera una ciudad creada en el siglo IX para “situar” en ella un sepulcro inventado, y se desata el innecesario dilema de si Compostela es o no un montaje al servicio de intereses militares y eclesiásticos.

Complot prelados, monarquía y noblesEs cierto, y debe señalarse, que Santiago es manejado con diversas intenciones muy dirigidas, lo que puede sugerir un montaje en el que muchos obtienen tajada: los militares consiguen entrega en la lucha; los reyes y políticos ganan terrenos conquistados; los monjes logran promoción del peregrinaje que eleve las donaciones y privilegios; los prelados alcanzan beneficios fiscales y favores económicos; la Iglesia adquiere captación de devotos y una digna alternativa a Tierra Santa…. Estos intereses, a menudo detrás de las más mezquinas actitudes humanas, ensucian la Tradición Jacobea en forma que hicieron ya los mercaderes del Templo de Jerusalén. Pero estos nunca fueron motivos generadores, sino actitudes que rentabilizan un fenómeno anterior que no es fruto de un montaje oportunista o de un simple error; si lo fuera la Historia y la Arqueología lo habrían detectado, y no hay tal cosa, más bien al contrario.

168602No cabe aceptar que Compostela fuera el fruto de una súper-confabulación multidisciplinar, un complot supra-histórico, en que las datos documentales favorables carecen de rigor o son falsificaciones, la necesidad y oportunidad de unas reliquias de primer orden sean motivo suficiente para que se alineen en un mismo bando monjes, prelados, políticos, reyes, militares, hombres de ciencia, peregrinos de toda condición, y las actitudes y documentos de gentes de distintos momentos históricos, sean o interesados, o falsos, o equivocados, o manipulados. Y todos son capaces de coordinar un supuesto engaño a lo largo de los siglos transmitiéndose a la perfección consignas que encubran el montaje sin resquicios, indetectable a la arqueología, sin que hoy día sea posible desmentir. Ya solo esta situación tiene tanto peso argumental, que aún sin ser demostrativa, guarda mucha persuasión en favor de la Tradición Jacobea.

Fuentes Consultadas

1.- Claudio Sánchez Albornoz. España un Enigma Histórico. Edhasa, 1973, Barcelona, tomo I, pág. 310

2.- Manuel González Jiménez. La Reconquista: realidad y leyenda, Cátedra Jorge Juan. Curso 2004-2005, José Julio Pavía Parareda (dir.). A Coruña: Universidade, 2007, p. 131-145.

3.- Francisco Garcia Fitz, Universidad de Extremadura, 2009. La Reconquista: un estado de la cuestión.

4.- Manuel Carriedo Tejedo. Relaciones ultrapirenaicas de la provincia «Gallaeciae» (714-1074): Roma y el «Locus Apostollicus». Rudesindus, Nº. 5, 2009, págs. 43-102.

5.- Alberto Solana. Criterios de verosimilitud de la tradición jacobea. Rudesindus, Nº. 7, 2011, págs. 31-76.

6.- Alejandro García Sanjuán. Universidad de Huelva, 2018. La Reconquista, un concepto tendencioso y simplificador.

7.- Andrea María Ordóñez Cuevas. Universidad Autónoma de Madrid. La Reconquista: construcción de un mito identitario. Nuestra Historia, 9, 2020, pp. 55-72.

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Una respuesta a 53- Supuesto Oportunismo Jacobeo

  1. Mario Clavell dijo:

    es densa la cantidad de datos y planteamientos acerca de la Reconquista, discordes. Pero enriquece el aporte de esta nueva entrega de ‘Tradición…’ con bibliografía reciente. Genera confianza.

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