3- Tentaciones y Perdones entre Zariquiegui y Uterga

          Con las primeras luces del día dejo Pamplona a mis espaldas y en Cizur Menor aún amanece a mi paso: salvo la lluvia, que si ha despertado, y de amenaza se convierte en franca realidad, obligándome a cubrirme con la capa de aguas. Por fortuna no será por mucho tiempo y con el ascenso hacia Zariquiegui vuelve a escampar permitiendo contemplar la excelente panorámica que va dejando Pamplona en la retaguardia.

          Acontece en este tramo ya en franca subida una anécdota que guardaré siempre entre mis recuerdos dorados. El cansancio me invita a detenerme en un banco que parece puesto para mí, junto a una cruz en memoria de un peregrino belga que murió en el Camino. Un trago de agua, unos pocos minutos para recuperar el resuello y continuo enseguida sin percatarme que he dejado olvidado allí mi querido bordón Teodomiro; inicio el retorno para recuperarlo cuando un peregrino coreano que conocí en Roncesvalles y que camina con su familia, me detiene y me interroga, y no se bien como le explico el olvido. Me marca un stop con la mano y manda a su hijo a recogerlo; juventud divino tesoro, lo hizo a la carrera en un santiamén; a cambio le hice un sencillo obsequio: un marca-libros jacobeo. No quería cogerlo pero ante mi insistencia esperó a que su padre asintiera con un gesto de cabeza para aceptarlo. Creo que ninguno de los dos olvidaremos el momento.

          Llego a Zariquiegui ya con un día soleado que se ha liberado de nubes y lluvias, y me recibe la magnífica planta del templo románico de San Andrés, que visito e inmortalizo antes de realizar un buen tentempié que refuerce mis energías para culminar mi subida a la Sierra del Perdón. Todavía en el propio pueblo las calles acentúan su pendiente y al abandonarlo ya estás en el último e intenso tramo de subida hacia al Alto del Perdón, con rampas constantes aunque no excesivas. El paisaje, de gran belleza, a medida que gana altura nos va mostrando distintas aldeas en el horizonte. Y en lo alto aparecen como una muralla, los modernos molinos de viento. ¿Qué vería hoy en ellos Don Quijote?.

          Llegan entonces dos puntos del Camino que son protagonistas del relato de hoy, dos puntos próximos entre sí y emblemáticos del Camino de Santiago, esos lugares que aunque en parte esperas, desbordan tus expectativas. Aparece por mi izquierda una mítica fuente con leyenda; la Fuente de la Reniega que ahora llaman de Gambellacos, como se lee en su inscripción. Cuenta su relato que acometiendo la subida hacia el Alto del Perdón en una jornada de intenso calor, se le aparecía a un caminante el diablo con apariencia humana. Ante el momento de gran vulnerabilidad por la falta de agua, buscaba tentarle para ganar su alma, y viendo su intensa sed le ofreció toda el agua fresca que deseara con la sola condición de que renegase de Dios. A pesar de que el caminante estaba extenuado y sediento, rechazó su oferta con rotundidad, pues su fe era grande.

          Insiste el diablo pensando que vencerá la resistencia inicial del peregrino en una segunda acometida, y volvió a tentarle entre sonidos envolventes de agua fluyendo por un cauce y goteando sobre una superficie ondulante, mientras le decía que aliviaría su sed simplemente con renegar de la Virgen María; nuevamente el peregrino rechazó la oferta porque su devoción era grande.

          Por tercera vez, como suele hacer el diablo antes de darse por vencido, decidió tentarle una vez más, ante suculentas imágenes flotantes de cascadas de apetecible agua, le decía que su sed quedaría calmada como nunca y que podría refrescar su seco gaznate si renegaba del Apóstol Santiago, y el peregrino volvió a rechazar la oferta con mayor énfasis, y entonces, con gran ansiedad, pidió ayuda a su Dios, para escapar de estas tremendas tentaciones que empezaban a debilitar sus fuerzas y le hacían temer ante una nueva tentación.

          Fue entonces cuando el diablo desapareció escondiéndose ante su fracaso, y el mismo Apóstol Santiago fue al encuentro del caminante y le guio hasta una cercana fuente, la fuente de la Reniega desde entonces, dónde le dio de beber con la propia vieira del Apóstol.  Y se dice que desde entonces la “Fuente Reniega” no ha dejado de surtir agua en alivio de todos los peregrinos que llegan exhaustos a los últimos tramos de la subida al Puerto del Perdón, y quienes beben de su agua podrán proseguir su ruta sin tentación a abandonarla.

          Sin embargo a mi paso corre un fino hilo de agua del caño, casi a gotas, y aunque me hubiera gustado beber me parece insalubre y arriesgado hacerlo de modo que continúo hacia la cima mientras se hacen presentes numerosos molinos de viento que ahora llaman aerogeneradores.

          Por momentos el sendero se acentúa entre arbustos espinosos y matojos de acacias, hasta irse allanando y desembocar en una cima a la que llego sintiéndome liberado de posibles tentaciones. Es el inconfundible Alto del Perdón, considerado, entre otros parajes del Camino, un lugar emblemático y mágico, y cuyo nombre evoca la perdonanza grande y universal que conlleva la gracia jubilar de la peregrinación a Santiago de Compostela.

          Es un lugar para relajarse, aparcar un rato la mochila, hacerse unas fotos junto al monumento a la peregrinación que en 1996 han situado frente a una espectacular panorámica. Se trata de una obra realizada en chapa por Vicente Galbete, que representa una caravana de peregrinos de distintas épocas como alusión a la evolución del Camino y de las peregrinaciones a lo largo de su historia. El lema que remata la obra resume, en gran medida, el espíritu del lugar: “Donde se cruza el camino del viento con el de las estrellas”. En este espacio hubo antiguamente una ermita y un hospital de peregrinos dedicados a la Virgen del Perdón, tal y como recuerda un pedestal.

          En ese espacio que divide la cuenca de Pamplona y el valle Valdizarbe, respiro hondo, disfruto de la soberbia panorámica que a abre ante mí, y tomo unos frutos secos y unos tragos de agua en memoria del peregrino fiel que superó las tentaciones del mismísimo diablo que busca sus presas por este y otros caminos del hombre.

          E inicio una exigente y dura bajada que me dirige primero hacia Uterga, y después hacia Eunate, hacia Obanos y hacia Estella, pero ese será ya otro relato…  En este tramo, como en otros tantos del Camino de Santiago, se acumulan los escenarios y las vivencias que hacen soñar, volar con la mochila a cuestas, admirar lugares, paisajes y rincones que despiertan nuestras emociones y nos hacen reír y llorar al mismo tiempo…

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Una respuesta a 3- Tentaciones y Perdones entre Zariquiegui y Uterga

  1. Hermoso relato, y hermosa la manera de contarlo. Buen Camino, Peregrino!!!

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